martes, 7 de agosto de 2012

8 grandes logros culturales


SIN MANCHAS DE SOL
“El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas.
Los desagradecidos no hablan más que de las manchas.
Los agradecidos hablan de la luz”
José Martí

8  grandes logros culturales
En esta revolución abunda la luz. Uno de los avances más contundentes en estos 13 años se encuentra en el campo de la cultura, sin embargo, es de los más complejos para poner en evidencia y demostrar que, más allá de los indicadores cuantitativos, el salto cualitativo viene concretándose. No solo en Venezuela, sino en el mundo entero, la “medición”  del impacto de las políticas públicas culturales sigue siendo un quebradero de cabeza, más aún para nosotros que nos hemos impuesto retos profundos en esta materia.
En los días que corren pudimos formar parte de eventos que, sin duda, han contribuido a sistematizar logros a partir de la voz de los mismos creadores y creadoras, uno de ellos la instalación del Foro Patriótico de Intelectuales, Artistas, Creadores y Cultores  y, el otro, el Encuentro Nacional de Gabinetes de Cultura del Gobierno Bolivariano. Dos instancias de protagonismo popular, la primera desde la voz del pueblo creador y la segunda desde ese mismo pueblo en ejercicio del servicio público cultural. En ambos emergieron con consistencia ejercicios de síntesis en torno a los logros culturales y el planteamiento de importantes retos de cara al período que iniciaremos el venidero 7 de octubre.  
Desde el ente rector de la política pública cultural se han definido 8 grandes logros como resultado de un esfuerzo colectivo indetenible. El primero de esos logros tiene que ver con la recuperación de la identidad nacional y el sentimiento patrio, expresado en el reencuentro, recuperación y reconocimiento de nuestra memoria histórica. Si comparamos el estado actual del imaginario y conciencia colectivos con el de hace 13 años, estaremos ante un pueblo que había sido sometido a la desmemoria, abrumado con una falsa idea de progreso que imponía referentes cuyo único propósito era alejarnos del pasado heroico del que somos dignos herederos y herederas, ajenos al pueblo que parió al único ejército libertador que ha existido en la humanidad, de modo tal que nuestros próceres y forjadores de la Independencia no significaran nada, en una visión fragmentada de la realidad negando el continuo histórico del que formamos parte. Estábamos sumidos en la historiografía oficial, con un sistema educativo negado a formar republicanos, llenos de símbolos patrios estáticos al punto de sentirnos casi ajenos a ellos, atrapados en las aspiraciones de un “desarrollo” ideado desde el norte que rinde culto, precisamente, a esa idea de “no mirar atrás”, para así ser presa fácil de la dominación.  
Así crecimos, con un Bolívar distante preso en su mausoleo, crecimos recitando de memoria los colores de la Bandera, haciendo los mismos dibujos cada año en las fechas patrias, aprendiendo una historia que, antes de condenar el mayor genocidio de todos los tiempos, nos enseñaba el “encuentro de dos mundos” ocultando la gloriosa resistencia de nuestros padres indígenas originarios y su sobrevivencia estoica hasta nuestros días. A este pueblo lo sometieron hasta el punto de ser referente mundial de cosas banales, el clímax llegó cuando el más bochornoso Presidente que tuvo país alguno, se atrevió a usar como lema de campaña: “Lusinchi, es como tú”. Décadas de una insistente y no fallida estrategia de sumirnos en una suerte de orfandad histórica en la que era “cool” no tener pasado, ni presente, ni futuro, puesto que la máxima realización del ser humano era, simplemente, consumir.
¿Alguien podría negar que hoy existe un pueblo resurgido de las cenizas?. Este pueblo canta el Himno de la República Bolivariana de Venezuela, conoce el compromiso de ser hijos de Bolívar, Zamora, Sucre, Miranda, Ribas, José Leonardo y todos nuestros héroes, sabe que la lucha por la Independencia continúa, se plantea objetivos históricos, asume perfectamente que los ojos del mundo están sobre nosotros porque hemos abierto el camino a la esperanza de los siempre explotados, luchamos porque nuestros niños tengan nuevos referentes, librando día a día la batalla para que Bolívar sea más héroe verdadero que la ficción televisiva que aún la industria del espectáculo mercantilizado inocula a través de la televisión y el cine. 
Solo quien se detenga a mirar nada más que las manchas del sol puede hoy negar que la revolución recuperó el honor, la dignidad, la identidad nacional de nuestro pueblo y su conciencia de heredero de un pasado glorioso que hace de esta tierra, y así lo sentimos, un escenario con cabida solo para la libertad y la grandeza de los pueblos. Este es el primer gran logro cultural y representa un salto cualitativo de transformación de la cultura de todo un pueblo, para superar con ello una primera etapa  que nos conduzca luego a tener la conciencia como sujeto histórico de la revolución de la Patria Grande.
Adénago…

No podemos dejar de lamentar la pérdida de nuestro compatriota creador y compañero de trabajo Adénago Castillo, de esos hombres que sabían ver la luz por encima de toda mancha. Esta revolución le regaló la oportunidad de ser dignificado como artista y recibir el título de Educador mención Desarrollo Cultural a través de la Misión Cultura. Los creadores nunca mueren, viven eternamente a través de su obra. Hasta siempre Cheo.

Ma. Teresa Espinoza O.
@mariateresae


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